No tienes que ser flexible ni fuerte para hacer yoga
Has visto fotos en Instagram de cuerpos idilícos sobre la esterilla. Has oído decir que el yoga es “para gente muy en forma”. Y entonces piensas:
“Yo no puedo hacer eso. No soy tan flexible. No tengo fuerza. El yoga no es para mí.”
Pero… ¿y si te dijéramos que eso es solo un mito? Que no tienes que tocarte los pies, ni aguantar 5 minutos en equilibrio para empezar.
Para nosotros el yoga real es para cuerpos reales. Para personas reales. Como tú o yo.
¿De dónde viene la idea de que hay que ser flexible para hacer yoga?
La industria del yoga ha producido miles de imágenes idealizadas: cuerpos jóvenes, delgados, flexibles, haciendo posturas exigentes en escenarios paradisíacos.
Eso no es la esencia del yoga. A veces es simplemente marketing y otras es mostrar que con perseverancia se consiguen resultados. Las asanas complicadas y bien ejecutadas no son un requisito para prácticar yoga, si no una consecuencia.
El yoga auténtico nació como una práctica de conexión interior, de respiración consciente, de escucha profunda. La parte física —las posturas o ásanas— son solo una herramienta, no el fin.
Y lo más importante: no necesitas tener un cuerpo flexible para empezar a practicar yoga. Pero si practicas con constancia, tu cuerpo se irá abriendo naturalmente.
El mito de la fuerza y la elasticidad
Otro error común: pensar que necesitas fuerza o estar “en forma” para hacer yoga.
En realidad:
-
El yoga se adapta a ti, no al revés.
-
Puedes empezar desde cualquier nivel físico.
-
Hay posturas para todas las edades y condiciones.
-
El el centro de retiros de yoga construimos las asanas paso a paso. Hay ocasiones en las que se necesita empezar con calma y otras no. Pero lo que siempre debe estar presente es el cuidado a tu cuerpo.
No necesitas un cuerpo “perfecto”. Necesitas ganas de cuidarlo, de habitarlo con más presencia y amor.
¿Qué necesitas entonces para hacer yoga?
-
Respirar. Literalmente. Si puedes respirar, puedes hacer yoga.
-
Estar dispuesto/a a escucharte. Sin juicio.
-
Tener una actitud abierta. De principiante, sin expectativas.
-
Permitir que el cuerpo se mueva a su ritmo. Con respeto.
El yoga comienza donde estás. Con el cuerpo que tienes hoy.
Y a partir de ahí… crece contigo.
¿Qué tipo de yoga es mejor si no soy flexible ni fuerte?
🧘♀️ 1. Yoga suave o restaurativo
Perfecto si estás empezando o necesitas recuperar tu conexión corporal. Posturas sencillas, muchas veces en el suelo, y sostén con mantas o bloques.
🌿 2. Hatha yoga tradicional
Un ritmo lento y equilibrado. Permite sostener cada postura y sentir el cuerpo con más conciencia.
💫 3. Yoga para principiantes
Muchos centros y plataformas ofrecen clases adaptadas desde cero. No hay exigencia, solo acompañamiento.
🛏 4. Yoga en silla
Ideal si tienes movilidad reducida o estás recuperándote. Sí, también es yoga, y también transforma.
Testimonios reales: cuerpos reales, resultados reales
🧍♀️ “Llegué sin poder tocarme las rodillas. Hoy sigo sin tocarme los pies, pero duermo mejor, me duele menos la espalda y respiro distinto.” — Marta, 56 años
🧍 “Siempre pensé que el yoga no era para mí porque soy muy rígido. Ahora hago 20 minutos al día, y no sé cómo explicarlo, pero me siento más en paz.” — Javier, 48 años
🧍♀️ “Al principio me sentía torpe. Pero me ayudaron a entender que el yoga no es para lucirse, sino para habitarse.” — Laura, 37 años
Objeciones frecuentes (y respuestas claras)
❓“No soy flexible, no puedo hacer yoga”
Justamente por eso deberías empezar. El yoga te ayuda a ganar movilidad poco a poco, sin forzar.
❓“Estoy fuera de forma”
El yoga no necesita que estés en forma. Te ayuda a sentirte mejor con tu forma actual.
❓“Tengo sobrepeso / lesiones / limitaciones”
Hay adaptaciones para todo. Enseñamos a ser conscientes, y a hacer una práctica segura y amorosa.
El verdadero yoga empieza cuando te dejas de exigir
Cuando dejas de querer encajar en una imagen.
Cuando empiezas a respirar más lento.
Cuando te sientas en el suelo y escuchas lo que dice tu cuerpo sin juzgarlo.
Cuando una práctica no es una lucha, sino un reencuentro con lo más profundo de tu ser.
Ese es el yoga del que casi nadie habla, pero que transforma de verdad.
En definitiva: el yoga no es para cuerpos perfectos. Es para ti.
Da igual si nunca has hecho deporte. Si te cuesta agacharte. Si te tiemblan las piernas o no sabes cómo se llaman las posturas.
Empieza. Donde estás. Con lo que tienes. Con quien eres.
Y verás que el yoga empieza a abrir no solo tu cuerpo…
Sino también tu manera de vivir en él.