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¿Puedo venir sola a un retiro de yoga? (Parte 2)

Mujer practicando yoga al aire libre en verano, rodeada de naturaleza y luz cálidaEl 80% de los participantes de nuestros retiros quienes vienen sol@s. Aquí te contamos por qué es una de las decisiones mejores  que puedes tomar por ti.

Si estás leyendo esto, probablemente te ronda la idea de participar en uno de nuestros retiros de Yoga, pero hay una pregunta que te frena:
“¿Y si voy sola?”

La respuesta corta es: sí, puedes venir sola. Y no solo puedes: quizás descubras que es lo mejor que podrías hacer por ti.

En nuestro centro, más del 80% de las personas que participan en los retiros de Yoga y Meditación vienen solas. La gran mayoría son seres que deciden regalarse un espacio íntimo, lejos del ruido, para reconectar consigo mism@s.

No se trata de huir. Se trata de volver, a ti, a lo que sientes. A lo que eres cuando no estás cumpliendo con nadie.

La gran decisión: viajar sol@, pero contigo

Viajar sol@ a un retiro de Yoga, es una expresión de autonomía, de autocuidado, de escucha interna.
Es decirle al mundo:

“Hoy, mi prioridad soy yo”.

Puede que la idea te dé un poco de vértigo. ¿Y si no encajo? ¿Y si me siento rar@? ¿Y si todos vienen en pareja o en grupo?

Déjanos contarte algo:
Esa sensación, es solo eso una sensación, no una realidad

Porque los retiros están diseñados para acoger, no para competir. Para acompañar, no para imponer. Y cuando te rodeas de personas que también han venido a estar en silencio, respirar y cuidarse, se crea una complicidad que trasciende las palabras.

Por qué venir sola a un retiro puede ser transformador

1. No tienes que estar pendiente de nadie

No hay que coordinar horarios, ni ceder a los gustos de otra persona. Puedes elegir cómo y cuándo participar, cuándo hablar y cuándo estar en silencio.

2. Eres libre de ser tú

Sin roles, sin máscaras, sin obligaciones. Puedes estar a tus anchas sin tener que dar explicaciones. Es un espacio seguro para ser tu mism@ para conectar con aún más energía con tu verdadera esencia.

3. Conectas de verdad contigo

La soledad elegida es una puerta hacia la introspección. En el silencio, aparecen respuestas, emergen verdades que a veces ignoramos.

4. Conoces a otras personas desde otro lugar

Cuando vienes sola, estás más abierta a conocer a otros desde una visión más auténtica. No desde el “qué haces”, sino desde el “cómo estás”. Surgen amistades profundas, sinceras, a veces duraderas.

Objeciones frecuentes de quien duda en venir sola (y sus respuestas)

❓¿Y si no encajo?

Encajar no es necesario. Un retiro no es una reunión social, es un espacio de reconexión. Lo hermoso es que nadie espera nada de ti. Puedes hablar… o no. Puedes compartir… o no. Y eso está bien.

❓¿Y si me siento incómoda al principio?

Es natural sentir un poco de incomodidad los primeros minutos. Pero en cuanto respiras, te instalas y compartes la primera práctica, esa sensación desaparece. El ambiente es cálido y acogedor desde el primer día.

❓¿Y si soy tímida o introvertida?

Perfecto. Muchas personas que vienen solas lo son. Nadie obliga a hablar, compartir ni exponerse. Puedes estar a tu ritmo. Y muchas veces, en la calma, nace una conexión sutil y respetuosa con los demás.

❓¿Y si echo de menos a mi familia o pareja?

Es posible. Pero recuerda: no estás escapando de ellos, estás volviendo a ti. Estar contigo no significa rechazar a los demás, sino fortalecer la relación contigo misma… para luego estar mejor con ellos.

❓¿Y si me siento sola?

Curiosamente, la mayoría de personas que vienen solas dicen al final del retiro:

“No me he sentido sola ni un momento.”
La presencia compartida, incluso en silencio, crea una sensación de tribu que acompaña.

Testimonios reales de mujeres que vinieron solas

🧘‍♀️ “Me daba miedo estar sola, pero fue la mejor decisión que pude tomar. Sentí una libertad que no recordaba desde hacía años.” — Clara, 39 años

🌿 “Fui sola porque necesitaba parar. Volví más conectada que nunca. Conocí a personas increíbles, y sobre todo, volví a escucharme.” — Mónica, 51 años

“No conocía a nadie. Pero fue tan fácil estar allí… Tan acogedor. Me sentí cuidada sin tener que pedirlo.” — Laura, 44 años

¿Y si este retiro sola/o marca un antes y un después?

Muchas personas nos cuentan que su primer retiro en solitario fue un punto de inflexión. Una pausa que les permitió hacer cambios. Reconectar con su esencia. Soltar cosas que ya no les servían.

A veces, lo que comienza como “un fin de semana sola/o para descansar” se convierte en una semilla de transformación vital. Y esa semilla, tú ya la estás sosteniendo con esta pregunta que te estás haciendo hoy.

En definitiva: sí, puedes venir sola. Y quizá lo necesites más de lo que crees.

Un retiro espiritual de Yoga y Meditación no es solo un descanso: es una forma de recordar quién eres sin el ruido externo. Y si vienes sol@, vienes contigo. Con todo lo que eres. Sin distracciones. Con amor.

No esperes a que alguien te acompañe. A veces, el mayor acto de amor propio es tomar la decisión tú sol@. Porque el viaje más importante no es el que haces al llegar al retiro.


Es el que haces hacia dentro.