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Sirsasana: el poder transformador de estar del revés

Cuando alguien se inicia en yoga, hay posturas que impresionan. Sirsasana, la postura sobre la cabeza, es una de ellas. No solo porque desafía al cuerpo y al equilibrio, sino porque nos obliga —literalmente— a cambiar la manera en la que vemos el mundo.

Estar del revés no es solo una posición física. Es una experiencia profunda. Una metáfora viva de lo que el yoga propone desde sus raíces: transformación interior.
Y esa transformación empieza muchas veces en el momento exacto en que dejamos de pensar “yo no puedo” y damos el paso, con respeto y guía, hacia lo desconocido.

¿Qué es sirsasana?

Sirsasana es una postura invertida que se realiza apoyando la coronilla en el suelo, con los antebrazos firmes y el cuerpo alineado hacia el cielo. Se la conoce como la reina de las asanas, y no es casualidad: su práctica regular tiene efectos profundos sobre el cuerpo, la mente y el sistema energético.

No es una postura para comenzar sin preparación. Requiere atención, fuerza en el core, confianza en los apoyos y sobre todo… presencia. Porque si la mente se distrae, el cuerpo lo nota. Y ese es uno de sus mayores regalos: te enseña a estar aquí, sin distracciones.

Persona practicando sirsasana en plena naturaleza, postura sobre la cabeza

Sirsasana, la postura que transforma tu mirada y fortalece tu interior

Beneficios físicos de sirsasana

Desde un punto de vista fisiológico, sirsasana estimula la circulación, especialmente hacia el cerebro. Invierte el flujo habitual de la sangre, mejora el riego en órganos superiores, estimula el sistema linfático y contribuye al drenaje de toxinas.

Además, fortalece hombros, brazos, espalda, abdomen, y favorece el equilibrio y la conciencia postural.

Pero más allá de los músculos y los sistemas internos, sirsasana trabaja con algo más sutil y a menudo más difícil de entrenar: el miedo.

Vencer el miedo: el verdadero beneficio

Para muchas personas, el mayor obstáculo de esta postura no es físico, sino emocional. El miedo a caer, a no tener el control, a soltar la seguridad del suelo. Es ahí donde comienza el verdadero yoga: cuando escuchamos ese miedo, lo sostenemos con amabilidad, y elegimos seguir adelante igual.

Estar del revés nos obliga a soltar el control habitual, a confiar en nuestras manos, en nuestra base, en nuestra práctica. Y eso no se queda en el mat. Esa confianza se traslada a la vida. A los momentos en los que todo parece al revés, y aún así elegimos respirar y seguir.

Sirsasana en los retiros: el símbolo de un cambio

En los retiros que guiamos en plena naturaleza, sirsasana aparece muchas veces como símbolo. No todos la practican físicamente, pero todos, de algún modo, viven ese giro interno. Ese momento en que te das cuenta de que ver la vida desde otra perspectiva cambia todo.

He visto lágrimas caer justo después de mantener la postura. He escuchado a personas decir “ahora entiendo” sin necesidad de muchas palabras. Porque el cuerpo, cuando se siente seguro y escuchado, expresa verdades profundas.

Y es que sirsasana no es una postura de circo ni una meta estética. Es una puerta. Y como toda puerta real, no se cruza de un salto, sino paso a paso, con escucha, con humildad, con amor.

El yoga como camino hacia dentro

Sirsasana nos recuerda que el yoga no es solo moverse de una forma bonita. Es un camino de autoobservación, de entrega, de coraje. Practicar yoga en la naturaleza, en silencio, en grupo reducido, permite que la experiencia se profundice. Que el cuerpo no solo se estire, sino que hable. Y que el alma escuche.

Y si hay una postura que simboliza esa transformación, es esta.

Estar boca abajo para ver con más claridad.
Volver al suelo para sentirte más fuerte.
Mirar desde otro ángulo para encontrar lo esencial.

¿Te atreves a vivirlo?

No hace falta que hagas sirsasana el primer día. Ni siquiera el último. Pero sí puedes permitirte explorar qué hay del otro lado del miedo. Escuchar al cuerpo. Estar presente. Y quizás un día, sin avisar, te encuentres del revés… con el corazón en paz y los pies tocando el cielo.